jueves, 2 de diciembre de 2010

No quiero mentirte esta noche, extraño tu aroma y los bares de siempre, extraño tu mirada indiferente y tus mentiras que amo, extraño tus suspiros y tus juegos, las idas y vueltas que marearon mi destino. Extraño tu esencia que completó mi alma, tu respiración sobre mi pecho, tu imaginación sin paz, tu cabeza distraida. Extraño tus olvidos que me costaron sonrisas, tu amor extraño de lejos y en silencio, tu pasión de hombre afortunado, de niño acostumbrado, la música en tu mirada, las cuerdas de tu voz, extraño todo más la inquietud de no saber si volverás.

miércoles, 24 de noviembre de 2010



DESAMOR


En su soledad, sentados frente a frente
a la hora de siempre y en la misma mesa
café de por medio, la misma pareja
de mediana edad y pinta de buena gente.
No les queda resto para otra jugada.
Se torció el camino... Se dio vuelta el viento.
Les pudo el fracaso y le resentimiento
y hoy son dos ejércitos en retirada.

Ay desamor, desamor...
negro desamor...
feroz desamor...

Casi sin mirarla, él le habla de puntillas
con frases muy cortas mientras ella niega
con los ojos fijos en la taza y juega
mecánicamente con la cucharilla.
Se sacó del bolso tal vez un anillo
lo tiró en el mármol y sonó a mentira
Él busca su mano y ella la retira
con la excusa de encender un cigarrillo.

Ay desamor, desamor...
negro desamor...
feroz desamor...

Qué triste se ve.
Qué lejos está.
Tanto que olvidar
y nada que decirse.
Quién diría que
un día también
se quisieron y tal vez
fueron felices.

Mientras él, inmóvil se quedó sentado
ella muy despacio llegó hasta la puerta,
abriéndose paso entre las horas muertas
y la indiferencia de los parroquianos.
Y tras el cristal de la cafetería
calle abajo la siguió con la mirada
impotente, viendo cómo se alejaba
sin volver la cara el último tranvía.

Ay desamor, desamor...
negro desamor...
feroz desamor...

Qué triste se ve.
Qué lejos está.
Tanto que olvidar
y nada que decirse.
Quién diría que
un día también
se quisieron y tal vez
fueron felices.

Y mañana la mujer de la limpieza
junto a las colillas barrerá del suelo
unos besos mustios y un mechón de pelo
algo pisoteado por la clientela.



Joan Manuel Serrat, "Nadie es perfecto", 1994.



Quien diría que un día fuimos felices...

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Hoy quiero contarte de mi tristeza. Hace tiempo que no estas acá y no me sorprende demasiado, siempre te vas.
Mi tristeza es siniestra, es que a veces, no me deja respirar. Te acordas del viernes que nos encontramos? No quería mirarte y recuerdo, todavía, el aroma del bar.
Mi tristeza avanza hacia los confines de la tierra, me arrebata las sonrisas y se pierde en tu vientre. Ese viernes me tomaste del brazo y subimos las escaleras empuñando un par de vasos.
Mi tristeza no es perfecta porque a veces se va, es tramposa...es que a veces te olvido. Entonces un cuestionario mal pronunciado invadió la mesa, la música de fondo y los mozos no tan mozos se escurrieron.
Mi tristeza no es frágil, los años se encargaron de volverla inquebrantable, tus ausencias imperdonables culpables de mis llantos nocturnos. Sobre la muchedumbre me invitaste a escapar, ¿te acordas? Nos escapamos en silencio, sin que nadie nos viera, nos arrinconaba el frío y escalamos al cielo.
Mi tristeza es eterna, no se fue con vos ese día y no se irá sin vos hoy.
Ese viernes descubrimos el pasado y nos mentimos renaciendo, imaginamos un mundo de mares, de letras arrugadas y males desteñidos. Todos los viernes fueron iguales, jugando a querernos sobre ríos y anillos, sobre los males del infierno. Te acordas cuando te dije, vestida de tristeza, que el viento no podría ocultar mi desventura?
¿Acaso guardas, aún, mi pañuelo negro de quebrantos?
Mi tristeza es la misma que aquellos años a tu lado, sin perdones ni sonrisas, sin verdades ni despedidas.

miércoles, 25 de agosto de 2010

La vida se me escurre entre los dedos y aun me pregunto qué es vivir.
Un día de mañana volviste, atropellando mis dudas, sometiendo mis memorias
a la cruel realidad de saberte perdido. Pero en la barra del bar quedaron nuestros
sueños, quedaron reposando los sabores amargos de las despedidas mas crueles.
Quedaron nuestros rincones de flores muertas, desquiciados minutos de amores
perdidos, quedaron mis ecos repitiendo tus palabras, servilletas que empujan
los insomnios mas crueles, arrugadas, hoy guardan canciones sin letra.
En aquella barra nos vimos quebrantando los límites de la noche,
nos vimos mágicos y dormidos haciendo honor a las galerías parisinas, nunca
fuimos perfectos y nunca quisimos serlo. ¿Te acordas? Me elegiste en medio de
la multitud, entre rostros malditos y silencios tormentosos, yo no quería
abrazarte como lo hice pero tu amor fue mas rápido que el mio.
No tenemos hoy recuerdos vivos de aquellas noches tristes, ni pájaros ni
estrellas reposando en mi vientre, no quedan milagros encantados sobre el
abismo de tus labios. No hay mas bares en la ciudad que prometan milagros, no
hay mas barras que nos esperen dormidos por la mañana.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Ni vos ni yo, ni Bossa ni Jazz, ni blanco ni negro. No. No te lleves mi
vientre desarmado, no te escurras.
Dejame los carnavales de no me olvides, los soplidos de calles sin ventanas
florecidas, mis épocas misteriosas, nuestras trampas adornadas con los pies.
Merezco el mejor retrato de la infidelidad no declarada, los resentidos ríos
acarreando apariencias.
No son tus pecados los que asaltan mi cama, ni son tus misterios los
que juegan en mis hombros. Ni sos vos, ni soy yo. No soy mas que la difícil
tarea de saberte vivo.