martes, 27 de julio de 2010
lunes, 26 de julio de 2010
Y si quisiera renacer, entender que eres al fin un relámpago en donde las memorias ya no se entienden, donde lo amargo se convierte en dulce, donde lo inimaginable se torna invencible, te diría, entonces que eres al fin el recuerdo perfecto de la nada y del todo mirándome de lejos, te podría convencer para que te quedes solo un rato mas cerca de mi pecho, sin ninguna valentía, sin siquiera atreverme a más. Podría negarte que fuiste el que, de locura en locura, me enseñó a derribar mentiras, que quebrantó mis susurros sin querer, el que se acordó de mi sonrisa y la perpetuó en el tiempo.
Podría quererte un rato más y no temblar cada vez que te siento, y no morir cada vez que te recuerdo, pero, a cambio, prefiero estar aquí, del otro lado de la inmensidad, del otro lado del espejo, donde se miden el poder y la justicia, donde ya no existen los tiempos de correr para volver a las galerías...
con la mágica sonrisa celeste de tus ojos...
Eres el que se esconde por remordimiento, el que pesa en mis hombros,
mi vivaz estrella perpetua que inclina mis pasos al más puro y retorcido
sentido de paz...
Porque tus alas envuelven mi cuerpo, porque, sin arribar a tu célebre
conocimiento, entierro mi enfática bienvenida al hogar...
Porque al encontrar tu memoria, soy esclava del pecado divino,
de mi propia muerte, siniestra y maldita...
jueves, 22 de julio de 2010
Cada noche era distinta...cada abrazo maldito, cada mirada impune, cada pausa que se sumaba al abismo de la juventud perdida, todo era distinto junto a su pecho.
La mediocridad de sus palabras rozaba mis mejillas, su música inestable me invitaba a la desesperación de verlo perdido, sin orgullo ni misericordia. Nunca me vio llorar a su lado, nunca sintió mi alma desprenderse en sus labios...Y yo que aun creía en el amor.
miércoles, 21 de julio de 2010
Cuando el Bar se convirtio en mi enemigo
Esta es la historia primera que despojó mi inocencia, cuando sólo las luces tenues y los destellos de poesías creían, en voz baja, en tus ojos. Misericordiosos deseos de observarte me inundaron de golpe.
Aquel bar ya no era mi descanso, seria ahora mi eterno enemigo, él me miraba de lejos, siniestro como siempre ha sido, culpable de antemano de mi oscuro destino. Reluciente, con sus años malditos acercó sus manos hacia mi rostro, nunca propuso un juego mas perverso que aquel, nunca destinó mas caricias a mi vientre que aquella noche. Y yo que aun creía en el amor...