lunes, 26 de julio de 2010

Eres mi imagen perdida, extraviada en el olimpo que conjuga mis fuegos
con la mágica sonrisa celeste de tus ojos...
Eres el que se esconde por remordimiento, el que pesa en mis hombros,
mi vivaz estrella perpetua que inclina mis pasos al más puro y retorcido
sentido de paz...
Porque tus alas envuelven mi cuerpo, porque, sin arribar a tu célebre
conocimiento, entierro mi enfática bienvenida al hogar...
Porque al encontrar tu memoria, soy esclava del pecado divino,
de mi propia muerte, siniestra y maldita...

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Despacio que aun tengo sueños...