miércoles, 25 de agosto de 2010

La vida se me escurre entre los dedos y aun me pregunto qué es vivir.
Un día de mañana volviste, atropellando mis dudas, sometiendo mis memorias
a la cruel realidad de saberte perdido. Pero en la barra del bar quedaron nuestros
sueños, quedaron reposando los sabores amargos de las despedidas mas crueles.
Quedaron nuestros rincones de flores muertas, desquiciados minutos de amores
perdidos, quedaron mis ecos repitiendo tus palabras, servilletas que empujan
los insomnios mas crueles, arrugadas, hoy guardan canciones sin letra.
En aquella barra nos vimos quebrantando los límites de la noche,
nos vimos mágicos y dormidos haciendo honor a las galerías parisinas, nunca
fuimos perfectos y nunca quisimos serlo. ¿Te acordas? Me elegiste en medio de
la multitud, entre rostros malditos y silencios tormentosos, yo no quería
abrazarte como lo hice pero tu amor fue mas rápido que el mio.
No tenemos hoy recuerdos vivos de aquellas noches tristes, ni pájaros ni
estrellas reposando en mi vientre, no quedan milagros encantados sobre el
abismo de tus labios. No hay mas bares en la ciudad que prometan milagros, no
hay mas barras que nos esperen dormidos por la mañana.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Ni vos ni yo, ni Bossa ni Jazz, ni blanco ni negro. No. No te lleves mi
vientre desarmado, no te escurras.
Dejame los carnavales de no me olvides, los soplidos de calles sin ventanas
florecidas, mis épocas misteriosas, nuestras trampas adornadas con los pies.
Merezco el mejor retrato de la infidelidad no declarada, los resentidos ríos
acarreando apariencias.
No son tus pecados los que asaltan mi cama, ni son tus misterios los
que juegan en mis hombros. Ni sos vos, ni soy yo. No soy mas que la difícil
tarea de saberte vivo.